viernes, 26 de julio de 2013

Capítulo 99


              (Narra More)

-Te juro que todo lo que te he dicho es la verdad. – concluyó. No sabía si creerle o no pero eran muchos años de relación como para dudar a estas alturas de él. – Te lo juro por nuestro amor.
-¿Y ahora yo que tengo que hacer? – dije levantándome de la cama. Caminé varios segundos por la habitación, recogí mi cabello en un moño. - ¿Por qué me quiere hacer tanto daño?

-Te juro que no he hecho nada con ella. Yo solo te amo a ti. ¿Puedes creerme? – me abrazó por la espalda mirando nuestro reflejo en el espejo. – Eres lo más importante para mí. Créeme por favor. – Su mirada… lo que decía era totalmente en serio. Me amaba tanto como yo a él. Lo que teníamos era especial, no se podía romper por una loca desquiciada que solo quería quitármelo. Sí estaba buscando que terminara con él para dejarle el camino libre se había equivocado de persona. Se iba a enterar de quien era Morelia. No me conocía enfada y mucho menos si se trataba de la persona a la que amaba. “Prepárate, Úrsula. Zayn es mío y de nadie más” – Por favor, mi amor. – me giré lentamente hasta quedar cara a cara. Se aferró más a mí. – Te amo. No puedes dudar de mi amor ahora. Ahora no, por dios. Pégame si quieres, grítame pero no me digas que me vas a dejar. No me hagas est… - lo callé posando mis labios en los suyos calientes. Tardó unos segundos en corresponderme el beso pero finalmente lo hizo. Rodeé mis brazos en su cuello y subí mis manos hasta su pelo. Amaba poder despenarlo y acariciarlo, amaba que le encantara que solo yo lo hiciera y amaba que solo me hubiera dejado solo a mí tratándose de su “perfecto pelo”. Ninguna mujer más. Solo yo. Su respiración se empezaba a agitar. Le acerqué más para profundizar el beso, sentía nuestros corazones latir con fuerza. Dimos unos cuantos pasos hasta llegar a mi cama y caímos en ella separándonos ligeramente, quedando yo encima de él.
-Te creo. Eres mío, Zayn. De nadie más. – susurré besando su cuello. Mis manos acariciaron su cara con delicadeza, con lentitud. – Dime que solo eres mío. – le miré a los ojos, su mirada me penetraba sin tocarme, era tan profunda que me hizo estremecer. – Dímelo.

-Soy tuyo. – rozó nuestros labios. – Soy tuyo y de nadie más. – me incliné para besarlo pero me interrumpió. - ¿Me amas? – ni siquiera le respondí. En lugar de eso, cogí su cara con mis manos y lo besé, con desesperación, mordí su labio inferior separándoselo para poder meter mi lengua en su boca, le deseaba tanto. Como era de esperarse me respondió de la misma manera, devoró mi boca como si nunca la hubiera tenido, nuestras lenguas recorrían nuestras bocas luchando para ver quien ganaba. Enredé mis dedos en su pelo y tiré un poco de él haciéndolo gemir en mi boca. Me senté en su cadera y él como pudo se sentó también. Rodeo con uno de sus brazos mi cintura mientras que la otra subía y bajaba por mi espalda. La falta de oxigeno se hizo presente y nos separamos apoyando nuestras frente la una en la otra. – Necesito escucharlo.
-Te amo, Zayn. – dije finalmente, sonrió metiendo su mano en mi camiseta, separándola de mi cuerpo. - ¿Recuerdas la primera vez que hicimos el amor? – pregunté. Conectamos nuestras miradas y sonreímos. Su mano ahora acariciaba mi tripa y subía por mis costillas. Yo no quería ser menos y también quería darle placer. Dejé a un lado el romanticismo y tiré de su camiseta para sacársela, él subió sus brazos facilitándome el trabajo. Una vez fuera camiseta, tenía delante un perfecto torso tonificado, mi dedo indicé dibujaba círculos por él. Y sobre todo lo que más me ponía era esa línea de pelos que desaparecía al llegar al bóxer. Gemí cuando sentí su mano en mi pecho y la otra bajando por mis muslos aún cubiertos con el pijama. – Dios… ¿lo recuerdas? – dije cuando apretó un poco mis muslos. Asintió subiendo mi camiseta, en un rápido movimiento, la camiseta acabó en algún lado de la habitación. Sentí mis pezones duros cuando me apretó contra su torso, un suspiró pesado salió de su boca. - ¿Te gustó? – pregunté mientras besaba mi cuello y bajaba por mis pechos. No me contestaba y me ponía nerviosa que no lo hiciera, no quería que me viera como un juguete sexual. Hombre, sabía que estaba excitado por el gran bulto que sentía entre mis piernas pero no quería que se dejara llevar solo por la lujuria y que dejara de sentir el amor que nos teníamos, que olvidara que estábamos haciendo el amor y no teniendo sexo por que sí. Mi dedo índice empezó a subir por la línea de finos pelos que tenía en el abdomen y acaricié su pezón. Un gran gemido salió de su boca, succionando con fuerza mi pezón y mordiéndolo, me mordí el labio intentando no gritar por aquella sensación. Enredé nuevamente mis dedos en su pelo y tiré con fuerza su cabeza hacia atrás, conectando nuestras miradas. Sus ojos color avellana se habían convertido en un negro brillante. – ¿No te decepcioné aquella vez?

- No, no. Claro que no. Me encantó. Fue increíble. – dijo mirando mis labios. Pocos segundos después volvió a mis labios besándolos con desesperación. Me moví en círculos encima de sus caderas. – No hagas eso. Mira como lo tengo.
-¿Te duele? – dije guiñándole un ojo.

-No imaginas cuanto. – respondió besando mi hombro. Mis manos bajaron rápidamente hasta sus pantalones desabrochándolos. Con un pequeño empujón, su espalda se volvió apoyar en el colchón. Alzó sus caderas permitiéndome bajar su pantalón y bóxer. Sonreí al ver aquel monumento. Zayn suspiró mientras se poyaba en sus codos para sostener parte de su peso y poder mirarme. – No quiero que hagas nada. – hice caso omiso a lo que me dijo y lo cogí entre mis manos pasando mi pulgar derecho en su parte sensible, en la cabeza de tan impresionante erección. – Por dios… mi amor… te lo digo en serio. No quiero que hagas nada. – Me arrastré por el colchón quedando ahora a centímetros de su boca.
-¿Por qué?

-Por qué me voy a correr… bésame. – no me dio tiempo a reaccionar cuando él mismo presionó mi nuca con fuerza besándome con pasión mientras introducía su otra mano en mi braga tirando de ella con fuerza. Algo sorprendente se apoderó de mí, que sentí perfectamente como la humedad cubría mi feminidad. – Estás tan húmeda… ya va siendo hora ¿no?
-Estas tardando, mi amor. – en un rápido movimiento. Quedó en la parte de arriba. Sonrió acariciando mi cara. – Te amo. – deslizó sus dedos por mi cintura, bajando mi pijama y con él mi braga, subí mis caderas dejando que me los sacara y una vez desaparecieron, se quedó unos minutos mirándome. - ¿Qué pasa?

-Que podría correrme ahora mismo, sin necesidad de que hagamos el amor.
-.No me vengas con tonterías y ven aquí. – dije desesperada. Se rió abriendo mis piernas acomodándose entre ellas. Su mano izquierda se posicionó a la altura de mi cabeza y bajó la otra introduciendo su miembro en mí. Gemí al sentirlo tan directo. No me había dado tiempo a prepararme. - ¡Dios mío! ¡Me encanta! – una vez dentro aquella mano subió a mis pechos. Mis brazos automáticamente abrazaron su espalda y mis pierdas rodearon su cuerpo, moviéndome lentamente en círculos. – Puedes empezar, cariño. – y sin más empezó a moverse con fuerza. Sus embestidas me hacían temblar de placer. Nuestros cuerpos sudaban sin control y Zayn se movía cada vez más rápido y con más fuerza. – Zayn…

-Te amo. – dijo antes de besarme. Calló mis gemidos reteniéndolos en su boca. No tenía ni idea de que estaba gritando hasta que mordió mi labio parando un poco. Esta vez se movía en círculos quedándose dentro de mí. – Tus gritos se escuchan hasta en Londres. – se rió. – No me gusta nada ese moño que llevas en el pelo. - Se dejó caer en la cama y cogió con fuerza mi cintura subiéndome en su cadera. No aguantaba no tenerlo dentro. Mi mano ayudó estaba vez a introducirse.
-¡Oh sí! Siento que voy a morir. – dije subiendo y bajando. Estaba llegando al orgasmo, pero esta vez era diferente. Lo estaba viviendo en 3D, era algo inexplicable. Se levanto unos segundos para deshacerse de mi moño y mi pelo cayó por mi espalda mientras apoyaba mis manos en sus muslos, mi cabeza se echó para atrás y me mis movimientos eran más rápidos. Mi cabello rozaba mi cintura y a la vez sus muslos.

-Mucho mejor. Amo ver tu pelo moverse… es tan excitante. – mis paredes se contrajeron y sentí claramente el miembro de Zayn. – Te amo. – dijo en español. Oír eso fue lo que me faltaba para llegar, su nombre salió de mis labios en un susurró inaudible. Un líquido caliente cubrió mi feminidad y algo extremadamente ardiente salió de mí cubriendo ahora su erección. Me dejé caer encima de él con la respiración agitada y con pequeños temblores aún apoderados de mi cuerpo. Me quedé así varios minutos mientras él besaba mi cabeza y sus dedos enredados en mi pelo subían y bajaban por mi espalda. Seguía introducido en mí. - ¿Estás bien? – me preguntó. Apoyé mi mentón en su pecho mirándolo. Mi mano acariciaba su mandíbula ahora con una pequeña barbita que empezaba a salir. La otra intentaba estar abrazada a él.
-Mejor que nunca. – dije sonriendo. – Aunque estoy muy cansada. – se rió moviéndose un poco. Puse mi espalda resta, levantándome para separarme de él. Un vacio espantoso se apoderó una vez que lo hice. Cogí el edredón y nos cubrí acostándome de lado para mirarle. Él hizo lo mismo y apartó un pelo de mi cara dejándolo detrás de mi oreja. - ¿Te quedarás? – asintió acercándose. - ¿Cuánto tiempo?

-Toda la semana. – abrí los ojos sorprendida y sonreí de oreja a oreja. - ¿Te gusta la idea? – asentí quedando nuestros cuerpos a escasos centímetros. Estaba tan feliz que no me salían las palabras. – Vale. Te he dejado sin palabras. – soltó una carcajada. Cogió mi cara y la acercó a la suya. – Te amo. – volvió a decir el español antes de besarme. Un beso lento. Con amor. – Zayn te ama.
-No más que yo. – dije besando su pecho. – Zayn me ama. – señalé los pantalones de mi pijama que estaban colgando de la lámpara que estaba en la mesa de noche. Nos reímos abrazándonos para poder dormir. – Gracias. – dije después de habernos quedado en silencio bastante tiempo. Le miré y estaba completamente dormido. Sonreí apartando el pelo que le caía por la frente para después abrazarme a él otra vez y quedarme dormida.

              (Narra Louis)

¡Madre mía! Me tenían estresado. Muchísimo. No podía más. Llevaban cuatro meses preparando la boda. El tiempo había pasado volando como había dicho mi futura esposa en su momento. En quince días me casaba. Sonaba tan raro. Yo que pensaba que el primero en casarse sería Liam o Zayn y resulté siendo yo. Que vueltas daba la vida. No podía creer que ya fuera 10 de Junio. En los próximos días teníamos al menos 6 conciertos antes de que nos dieran unas vacaciones de un mes. Las que aprovecharía para llevar a mi esposa de luna de miel.
-¡Louis! ¡Harry acaba de llegar! – gritó Andrea desde el piso de abajo. Había decidido que lo mejor sería comprar una casa para que Jack pudiera jugar sin problemas o simplemente corretear por ahí sin destruir más jarrones o cualquier cosa de cristal. En la anterior casa terminamos sin jarrones y lo peor fue que uno de ellos era importante para mi madre. Pero después de explicarle lo que había pasado me perdonó la vida porque se trataba de su querido nieto. Está era bastante amplia y hoy terminaríamos de mudarnos por completo. Mis amigos me ayudarían como era de esperarse. Me apresuré dejando las cajas que llevaba en la mano y las dejé en la nueva habitación de Jack. Bajé corriendo las escaleras y los recibí. La familia Styles al completo. Cogí al pequeño Matt en brazos. Y justamente hoy también cumplía tres meses de haber nacido y a mí me parecía que había sido ayer.

-Es mi hijo, Louis. – dijo Harry caminando detrás de mí con un gran bolso colgando de su hombro. – Dios, como pesa esto. Nerea ¿Qué has metido aquí?
-Las cosas de Matt y algo de ropa mía para estos días. – se me había olvidado por completo que las chicas se reunirían estos días para acabar con los preparativos, bueno a excepción de More que volaría en los dos días antes de la boda, ya que estaba con la familia de Andre ayudando a preparar el viaje y muchas cosas que no recuerdo. Cada vez que se reunían lograban ponerme de mal humor o terminaba riéndome como un loco con las tonterías que hacían. Me estresaba. Mientras tanto los chicos íbamos a “trabajar” en la mudanza con las cajas y ordenando un poco. El trabajar era hacer nada porque gracias al decorador la casa estaba totalmente lista para vivir así que lo único que había que hacer en realidad era colocar los juguetes de Jack en su habitación y ordenar nuestra ropa en los armarios. Y por supuesto hacer la compra. – Te lo dejo ¿vale? Me voy con Andre al jardín.

-¿Por qué me tienes que dejar a Louis? ¿No te lo puedes llevar? – negó riéndose. Le di un golpe en el hombro. - ¡Auch! ¿Por qué me das?
-No te hagas el tonto que te encanta quedarte conmigo.

-Por supuesto… Aunque prefiero quedarme con Matt y con Jack que dan menos trabajo que ¡Tú! – gritó apuntándome.
-Idiota.

-Imbécil. – me contestó.
-No cambiáis ni porque pasan los años ¿eh? Vaya dos… – dijo soltando una carcajada, Nere. – Cuídalo bien. – me miró acercándose a Matt y dándole un beso en su pequeña frente. Y una vez que le dio un apasionado beso a Harry salió hacia el jardín.

-Qué asco dan ¿a que tengo razón Matt? – cogí sus manitas y sonrió mirándome. Tenía los mismos ojos verdes de Harry, el cabello rizado también pero era una combinación extraña de Nerea y él. Y al sonreír tenía el mismo hoyuelo en el lado izquierdo al igual que su padre. Sin duda un Styles. Matt Styles. Harry me dio una colleja una vez que me senté en el sofá.
-Cállate que tú eres peor. Y ahora dime donde está mi sobrino. – me reí sin contestarle. – Louis…

-Que pesado te has vuelto, joder. En mi habitación durmiendo. Tenemos que arreglar la suya. – asintió mirando la casa. - ¿Te gusta?
-Sí. Es bastante grande. Se parece  a la nuestra. – le miré confundido. - Cuando vivíamos juntos. – aclaró. Oh. Que recuerdos… sonreí y él hizo lo mismo. - ¿Cuánto tiempo ha pasado desde aquello?

-Siete años.
-Dios… y seguimos igual de desastrosos.

-Habla por ti. Yo ya he madurado. – dije riéndome.
-Sí… claro. En tus sueños. – dijo una tercera voz. Me giré lentamente porque Matt se acababa de quedar dormido. Niall entraba con Zayn y detrás de ellos venía Liam con Michelle abrazados.

-¿Como habéis entrado? – pregunté. – Me hizo una seña que daba al patio. – Andre os ha abierto. ¿Y Pame?
-Se ha quedado con ellas. – me respondió Mitchie sentándose a mi lado. – He venido a ver al precioso de Matt. Dámelo.

-No. – dije alejándolo de ella. Me miró con el ceño fruncido.
-Que me lo des.

-No.
-Louis, deja de jugar con mi hijo y dáselo. Vamos a terminar con esto de la mudanza de una vez. – a regañadientes se lo di y ella sonrió satisfecha.

-Liam. Ven. – este se acercó. - ¿A que es precioso?
-Sin duda ha salido a Nerea porque de Styles no tiene nada. – respondió el riéndose. Harry lo fulminó con la mirada. – Es broma… se nota que es un Styles con ese hoyuelo tan precioso que tiene. – Estuvimos un rato más en la sala con Michelle y luego ella se lo llevó al jardín. Nos quedamos los cinco subiendo y bajando las escaleras con cajas en las manos para dejarlas en la habitación de mi hijo. Una vez todas allí, nos dedicamos a ordenar un poco su habitación y darle un toque nuestro. Después de tres horas nos encontrábamos en la cocina con Jack sentado en la encimera mientras merendábamos algo. Lo poco que había encontrado. Los dejé unos minutos solos mientras arreglaba una de la habitación de invitados para Nerea, Harry y Matt. Volví a bajar y ahora solo se encontraban mis amigos.

-¿Y Jack?

-Se ha ido al jardín con las chicas. – me contestó Zayn. – Por cierto. No tienes nada en la nevera.
-Mierda. – murmuré. – Se me había olvidado. Aún tenemos que hacer la compra. – se rieron mientras salíamos de casa. – Lo mejor será que llevemos dos coches. – me miraron levantando una ceja, me reí. – Se lo que os digo. Harry nos vamos en el tuyo Nialler y yo. Y en tu coche Zayn vas con Liam ¿de acuerdo? – asintió sin decir nada. Íbamos nosotros delante y detrás venía Zayn. Después de dos horas estábamos metiendo las cosas en cadena. Habíamos terminado de vaciar el coche de Harry y aún faltaba el de Zayn.

-¡Zayn más rápido! - grité en medio del pasillo. - ¡Vamos muy lentos y me quiero sentar de una vez!
-¡Faltan manos capullo! ¡Compraste comida para un ejército!

-¡Teniéndome a mí, no dudéis que esa comida se acabará en una semana! – se incorporó Niall asomando su cabeza por la cocina.
-¡Queréis callaros ya, marujas y pasadme la comida! – Liam hablo esta vez, él era quién se encontraba en la cocina recibiendo la compra y ordenándola. Siempre ha sido muy ordenado y se había ofrecido solo. Y Harry se limitaba a reírse mientras veía a Zayn sufrir llevando las bolsas desde el coche hasta la puerta que era donde se encontraba a él. El camino más largo sin duda era el de Zayn. Estaba bastante lejos. Una vez que las bolsas llegaban a Harry este solo tenía que dar seis pasos contados para dármelas a mí. Yo se las pasaba a Niall contando exactamente cinco zancadas largas. Niall se las pasaba a Liam dejándolas en el mesón y daba exactamente dos zancadas. Liam y Niall estaban bastante cerca, no había esfuerzo. – ¡¿Queda alguna más, Zayn?! – gritó por la ventana.

-¡Solo una pero te la llevo ahora! – al escuchar esto último Harry, Niall y yo caminamos prácticamente corriendo para dejarnos caer en distintos sofás. Vi pasar a Zayn con Jack de la mano. - Te he traído unas galletas de chocolate, las de dinosaurios que tantos te gustan. – Zayn se puso a su altura parándose justo delante de la sala. Me acomodé un poco para escuchar mejor.
-¡Oh! ¿En serio? – le dijo él emocionado. Me iba a poner de pie para regañar a Zayn. No podía darle cosas a escondidas a Jack que luego se mal acostumbraba y nos la liaba a su madre y a mí.

-Sí pero no se lo digas a tu padre que luego me regaña. – el rió tapándose la boca. – Tía More te ha enviado un juguete de Madrid. Te lo he dejado en tu habitación debajo de la cama. Te va a encantar. Dice que te echa de menos.
-Yo también la echo mucho de menos. – la cara de Zayn se transformó en tristeza aunque no dejó que mi hijo lo notara. - ¿Por qué casi no está con nosotros?

-Bueno… ella vive en Madrid y no puede estar viajando siempre. Es muy agotador, pregúntaselo a tu papi. Cuando estamos de gira nos la pasamos muy bien pero después de quince días queremos volver porque estamos cansados. – le había cambiado el tema sin esfuerzo alguno.
-Pues a mí me gusta que papá nos lleve a mamá y a mí de gira. Me gusta estar con mis tíos. Es divertido. Además ya me sé varias canciones.

-¡Muy bien, campeón! – dijo levantado su brazo y abriendo su mano para que chocaran los cinco. – Ahora vamos a la cocina que Liam nos guardará el secreto. – se levantó cogiéndolo en brazos y la bolsa colgaba de su otra mano. – Oh dios mío, cada vez estas más grande. – Jack se limitó a reír mientras peinaba el cabello de Zayn con sus pequeñas manitos. Una vez me aseguré de que desaparecieran por la cocina me giré a ver a mis otros dos amigos que hablaban animadamente de futbol.
-Vosotros. – dije llamando su atención. Me miraron mal y me reí. – Es importante. Siento interrumpir vuestro momento “Narry” – hice comilla con mis dedos.

-Habla de una vez. – me dijo el rubio.
-Me siento mal por Zayn, tíos.

-¿Por qué? – Harry reclamó mi atención. Me amaba lo sabía. - ¿Qué le pasa?
-Ya va siendo hora de que More se mude a vivir aquí ¿no creéis? Han pasado muchos años y sigue con la tonta idea de quedarse en Madrid.

-Tiene razones para hacerlo. – me contestó Niall poniendo los ojos en blanco. – Si no sabes bien lo que pasa primero infórmate. - ¿Dónde había oído yo eso? Claro. Zayn.
-Vale. Como no lo sé y veo que tu sí, no te cuesta nada decírmelo. – negó y Harry lo miró. -¿Por qué no? Tú lo sabes. Dímelo.

-Para, Louis. No es nuestro problema. – me dijo Harry con seriedad.
-Quiero saber que pasa. Porque no quiere vivir aquí en Londres ¡joder! Que no es tan complicado. Me preocupa la felicidad d mi amigo y si ella no se la puede dar… será mejor que ayudemos a Zayn a que la olvide.

-¡¿Pero qué coño estás diciendo?! – me gritó Nialler. Harry me miró con enfado. – No te atrevas a dudar del amor de More hacía Zayn. No te imaginas todo lo que ha tenido que guardarse estos cuatros meses.
-¡No, no me lo imagino y es por eso que quiero saberlo! ¿Qué está pasando?

-Aquí no. Vamos a mi coche. – se levantó del sofá y Harry y yo lo imitamos. Una vez dentro del ranger rover. Se giró para mirarme, yo me encontraba sentado en el asiento del copiloto y Harry en medio de nosotros en la parte trasera. – Úrsula ha estado a punto de matarla. – Harry y yo contuvimos la respiración mientras abrimos los ojos. ¿Qué idiotez estaba diciendo? – Incendió el departamento en el que estaban viviendo. ¿Recordáis la primera vez que fuimos a por ellas? ¿Donde todo empezó? – asentimos. – Vale, pues no sabemos cómo pero consiguió meterse y lo incendió.
-¿Cómo está ella? – preguntó Harry.

-¿Cómo es que no sabíamos esto? – dije.
-Nadie lo sabe. Solo Pamela y yo. Zayn tampoco y no se puede enterar. Ella lo quiere así.

-Pero…
-Harry que no se te escape nada de esto. – él asintió.

-¿Cómo está?
-Cuando Úrsula hizo aquella brutalidad ella había salido y cuando volvió se encontró con la casa llena de humo y su habitación en llamas. Intentó apagarlas mientras los bomberos llegaban y se quemó parte de las manos y la pierna derecha.

-¡Dios mío! – fue lo único que logré decir.
-Las quemaduras fueron leves, está bien pero esa loca está suelta.

-¿No han podidos encontrarla? – Niall negó mirando a Harry. - Y cómo es que ella sigue en Madrid y  no se muda de una vez aquí ¡joder! ¡Que está en peligro!
-¿Hace cuanto pasó esto? – me miró. - ¿Ha sido ahora?

-Tres meses.
-Por eso es que no ha venido a ver a Matt, es la única que no lo conoce. – dijo Harry mirándonos. – Y yo que pensaba que era porque simplemente no quería conocerlo. – le miré negando. ¿Cómo podía pensar tal cosa? Niall le dio una colleja que un poco más fuerte y su cabeza sale volando.

-Me ha costado mucho convencer a Zayn para que no viaje a Madrid. Pame me ha dicho que tiene unas pequeñas cicatrices por las muñecas, allí las quemaduras fueron bastantes fuertes y ella no quiere que él las vea.
-No puede ocultárselo de por vida. – le contestó Harry.

-Ya lo sé. ¿Crees que no se lo he dicho? Pero es tan necia… Yo solo estoy intentando ayudarla. Me ha dicho que después de la boda se lo diría todo pero necesita estos días.
-Está bien. – dijo ganándome la atención del rizos y del duende irlandés. – Vamos a respetarla. Y tú. – señalé a Harry. – Ni una palabra a nadie. Que no se te escape. Son solo quince días.

-¿Pero por quién me tomáis?
-Por un cotilla. – dijimos Niall y yo a la vez. Era verdad, se le escapaba todo. Asintió jurándonos que no diría nada. Salimos del coche y las chicas ya estaban dentro. Nerea estaba cambiándole el pañal a su hijo y Jack lo miraba sonriendo.

-¡Quiero un hermanito, papá! – gritó cuando nos vio en la sala.
-Todavía no, hijo. Esperaremos unos años más ¿vale?

-¡Quiero uno! – se cruzó de brazos parándose delante de mí. Me puse a su altura.
-¿Y si sale niña? ¿La vas a querer igual?

-Por supuesto que sí. – dijo sonriéndome. – Seguro que se parecería a mamá. – la miré sonriendo y ella solo se rió.
-Entonces te prometo que el año que viene tendrás una hermanita. – Andrea soltó un grito ahogado y los demás se limitaron a mirarme sorprendidos. - ¿Qué? Quiere una hermanita y se la voy a dar.

-Querrás decir, se la van a dar. – intervino Zayn alargando el  “van”- Los dos. Especialmente Andre ¿no? – le miré mal y él se rió acompañado del resto.

-Quise decir eso, campeón.
-Así me llama el tío Zayn. – me dijo riendo. – Pero te dejo que tú también lo hagas. – suspiré y asentí.

-Venga vamos a preparar la cena. – lo cogí en brazos y empecé a caminar a la cocina. - ¡Vosotros también! – grité. Después de que protestaran con “estamos cansados, Louis” “Déjanos ser felices solo comiendo” volví a gritar. - ¡Ahora! – me reí cuando los vi a los cuatro en la cocina. - ¿Ves Jack? Así es como te hacen caso. Hay que poner autoridad.
-Quieres callarte de una vez y ayudar. – dijo Liam dándome un golpe en el hombro. Jack se rió y empezamos a cortar la lechuga.



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